domingo, 13 de julio de 2008

El que no da un oficio a su hijo, le enseña a ser ladrón


Los judíos sabían de la importancia de inculcar a sus hijos, desde muy pequeños, a que tengan un oficio.

Por circunstancias de la vida, cuando contaba con 14 años, me fui a vivir con una tia en Chile, ella residía en una ciudad pequeña al norte de dicho país. Ella era una persona muy estricta, quería no solamente excelentes calificaciones en la escuela, sino que también buscara un trabajo y si acaso habia tiempo, podía jugar; mi inicié trabajando en una tienda de abarrotes los fines de semana y en vacaciones; eso si, sin descuidar mis estudios, ahí es donde aprendí a tratar al cliente, atender a sus necesidades y fundamentalmente satisfacer sus demandas.

Es precisamente en este ambiente en que nació en mí, el espíritu empresarial. Lo primero que se me ocurrio fue vender dulces en el colegio, aprovechando los recreos. Al principio fue difícil, nunca antes había vendido nada, además de que en esos años en Chile, existía una marcada discriminación hacia los bolivianos. Algo que me ayudó en sobremanera, fue el apoyo recibido de parte de mi tía. Aunque a su manera, siempre me animaba a no darme por vencido, creo no tanto por la necesidad económica, sino porque teníamos que estar activos, estar ocupados en algo y que mejor no hacerlo en actividades provechosas que en el futuro podría servir de algo, y dicho y hecho.

Juntamente con ella, comprábamos los ingredientes necesarios para los famosos calugas; (la receta esta al final por si no saben) dulce de leche y nueces, los preparábamos en el horno, luego los partíamos en tamaños adecuados y los envolvíamos en llamativos papeles y a la venta en el colegio.
Las ventas fueron mucho mejor de lo que me imaginaba, no puedo decir que me volví millonario, pero fue un aliciente importante, dentro de mí decía: ¡si se puede! Cuando el capital iba en aumento empecé a variar mis ofertas, ya no solamente ofrecía mis dulces caseros, también tenía otra variedad de dulces y caramelos que los compraba al mayoreo para su venta al detalle.

Asimismo mi campo de acción se fue ampliando hacia las calles y con otras ofertas: la venta de revistas de historietas cómicas. Asimismo cuando mi tío traía del mar toda clace de mariscos, les ayudaba a vender mariscos, erisos, almejas y algas por las calles de Tocopilla.

En realidad fue una época de varios sacrificios, no tenía que dejar mis estudios, ni se me cruzaba por la mente esa idea; para mis ventas aprovechaba mis tiempos libres, mientras el resto de mis compañeros de estudio se dedicaban a jugar, yo me dedicaba a trabajar, a vender.

En todo este tiempo y sin quererlo, aprendí los rudimentos del negocio y aqui comparto algunos consejos que me ayudaron, que le pueden ser utiles en la crianza de sus hijos y porque no en usted tambien.

  • Talento. Vea qué talentos y dones Dios le ha dado a sus hijos y por ende, a usted mismo. Esto es importante; no olvidemos que todos de alguna manera, tenemos dones, talentos, habilidades, aptitudes, destrezas, etc. Unos mas que otros, pero todos.
  • Empiece de menos a más. Los buenos cálculos son parte también fundamental, del éxito; difícilmente podemos agarrar todo a la vez, es de a poco. Sentencia un proverbio chino: para recorrer grandes distancias siempre se comienza con un pequeño paso. Esto implica que para recorrer a pie cien kilómetros, se empieza con un paso.
  • Motivación. Creo que fue determinante el apoyo recibido de mis familiares en esta tarea, sin importar mi edad, ni los objetivos, ni el que dirán; me sentía bien. En los grandes negocios pueden existir una variedad de motivaciones: el ganar bien es uno de los más comunes.
  • Satisfacción de las demandas. En realidad es un secreto a voces, que uno de los pilares del éxito empresarial es la satisfacción de las demandas de la sociedad; si bien es cierto existían comercios aledaños al colegio donde también se vendían dulces, caramelos y otros refrigerios, mis compañeros no lo tenían tan al alcance como yo podía ofrecerles. Asimismo caminar por las calles con mis revistas en mano, etc.
  • Creatividad. Lo anterior, necesariamente nos lleva a buscar ideas, ser creativo en cuanto a satisfacer esas demandas se constituye en algo imperioso, crea asimismo competencia, eso es algo bueno y saludable.
  • Decisiones oportunas. La buena lectura de las demandas de mis potenciales clientes y con ideas en la cabeza, hicieron que tome decisiones oportunas y encarar acciones acertadas: invertir en compras al mayoreo, teniendo en cuenta los porcentajes de ganancia; recurrir a préstamos (como ocurrió con mi tía), con la seguridad de ser devueltos en tiempos prudentes y con los réditos que me representaban, etc

Estos puntos, con toda seguridad, deben estar anotados en libros, manuales y textos de ventas, marketing y otros por el estilo; pero yo los aprendí a través de la experiencia, fallando, cometiendo errores, sufriendo fracasos, en fin, pero los aprendí. Por lo que: no es nada del otro mundo, como se suele decir. Y claro, con el advenimiento del Internet, las posibilidades se han multiplicado.

A tiempo de agradecerle por su tiempo, deseo pedirle tal vez usted pueda escribirme, ya que sus comentarios, análisis, críticas u opiniones me serán de gran ayuda.

Gracias y hasta la próxima.

RECETA CASERA DE LAS CALUGAS

Ingredientes
2 1/2 taza de azúcar granulada
60 gramos de mantequilla o margarina
1 tarro de leche condensada

Preparación
Derrita el azúcar a fuego suave, revuelva de vez en cuando hasta que quede de un color rubio claro y sin grumos.

Añada la mantequilla y luego, poco a poco la leche condensada revolviendo enérgicamente para evitar grumos.

Deje a fuego suave unos 20 minutos más o menos, sin dejar de revolver y una vez consistente (que se vea en fondo de la cacerola) retírelo.

Vacíe sobre una lata de horno o mármol previamente enmantequillado, y antes que se enfríe completamente, corte las calugas con un cuchillo afilado pasado por agua.

Le puede agregar maní o nueces picadas y quedan igual que las Pelayo, las pueden incluso envolver en papel mantequilla y regalar a sus seres queridos.

Buen provecho.

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